La artrosis de rodilla es una afección degenerativa de las articulaciones que afecta a un gran número de personas en todo el mundo. Se caracteriza por el desgaste del cartílago articular, lo que conduce a dolor, inflamación y limitación en la movilidad de la rodilla. Para los pacientes que experimentan dolor persistente y discapacidad a pesar de los tratamientos conservadores, la Medicina Intervencionista del Dolor ofrece opciones terapéuticas efectivas para mejorar su calidad de vida.
La artrosis, también conocida como osteoartritis, es una afección articular común que afecta a un gran número de personas en todo el mundo. Se considera la principal causa de morbilidad y limitación funcional, especialmente en la rodilla, donde su prevalencia es significativamente alta en personas mayores de 65 años. Cuando el tratamiento conservador no es suficiente o no es adecuado debido a la edad o comorbilidades de los pacientes, los tratamientos intervencionistas ofrecen una alternativa valiosa para mejorar la calidad de vida de los afectados.
Uno de los enfoques tradicionales para aliviar el dolor en la artrosis de rodilla es la infiltración con anestésicos locales y corticoides. Además, opciones terapéuticas que han demostrado una efectividad significativa y duradera, en estos casos, son el ácido hialurónico, el plasma rico en plaquetas, el ozono y la toxina botulínica.
Un enfoque más avanzado y eficaz es la radiofrecuencia convencional (RFC) de los nervios geniculados, que con la incorporación de la ecografía para guiar este procedimiento ha mejorado significativamente su precisión y seguridad.
En los últimos años, el uso de la ecografía y la radiofrecuencia pulsada (RFP) ha ganado popularidad en la búsqueda de nuevas alternativas terapéuticas para la artrosis de rodilla. Basándose en el conocimiento de la inervación sensitiva de la rodilla, que se puede dividir en dos áreas anatómicas, anteromedial y posterolateral, dependientes de diferentes nervios, varios estudios y revisiones sistemáticas han respaldado la eficacia de la radiofrecuencia pulsada intrarticular o de las diferentes ramas nerviosas. Estos procedimientos han demostrado una mejoría clínica y funcional que puede durar hasta 4-8 meses, con mínimos efectos secundarios.
En resumen, la artrosis de rodilla es una afección prevalente que causa limitaciones significativas en la calidad de vida de los pacientes. Aunque los tratamientos conservadores son útiles en muchos casos, los enfoques intervencionistas ofrecen alternativas valiosas. Es importante personalizar el tratamiento según las necesidades individuales de cada paciente.
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