Buenas noches a todos; estamos en el mes de la mujer y es importante hablar sobre el dolor desde una perspectiva de género, es decir el dolor y umbral de éste, en las mujeres.
Es un hecho que biologicamente hombres y mujeres somos diferentes, actuamos, pensamos y sentimos de diferente manera, es decir tenemos genéticamente características de acuerdo a nuestro género. Lo anterior ha llevado a que el dolor sea estudiado desde una perspectiva de género, lo cual se ha venido realizando desde hace aproximadamente tres décadas y los resultados revelan que hombres y mujeres responden de diferente manera al dolor, donde la mayor prevalencia de éste, se presenta en las mujeres.
Variables físicas y psicológcas y sociales tienen estrecha relación con el impacto en la vida diaria de los pacientes que presentan dolor, además de la correlación existente con la variable función de género (AIESD, 2007).
Por otro lado, encuestas publicadas por la Sociedad Española de Dolor (SED), señalan que la prevalencia de dolor crónico es al menos dos veces mayor en mujeres, además de ser más frecuente, intenso y de mayor duración el dolor en el sexo femenino. Revelan además, que las mujeres presentan patologías como fibromialgia y algias cráneo-faciales. También indican que son las pacientes femeninas quienes reportan tener más problemas de salud y por ello con mayor frecuencia, consumen analgésicos prescritos y no prescritos, en comparación con los hombres del estudio realizado a través de las encuestas (Mapplebeck et al., 2016). Luego entonces, podemos concluir que los mecanismos del dolor son diferentes en hombres y mujeres.
Si observamos, las mujeres se encuentran más expuestas y presentan mayor vulnerabilidad al dolor por razón de género (Defrin, et al., 2009). Esta vulnerabilidad se ha comprobado se relaciona con factores sociales que resaltan un patrón de desigualdad y una gran brecha de género, como por ejemplo: la exposición temprana al estrés físico y mental, historia previa de dolor, antecedentes familiares de dolor, traumatismos físicos, largos períodos de sueño interrumpido y de mala calidad por el periodo de lactancia y crianza, trabajos sin condiciones aceptables a edades muy tempranas (Wijnhoven, et al., 2006).
Aún hay mucho trabajo de investigación por realizar en el tema del tratamiento al dolor, tomando en consideración las diferencias por razones de género.
Mujeres y hombres sienten el dolor de manera diferente, no olvidemos de por sí que el dolor es muy subjetivo, además agreguemos la variable género, ello marca aún más la diferencia en la percepción del dolor. Podemos concluir entonces, que las mujeres presentan más dolor, con menor tolerancia y umbral; pero, no olvidemos que hay un tratamiento individualizado para cada paciente, no vivas con dolor, hagamos visible lo invisible. Calidad de Vida y Funcionalidad, No Más Dolor.
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